Llevo unos días muy inquieta,
bastante nerviosa y algo desasosegada, a medida que se acerca la fecha que me
recordará con mas fuerza que ya no estás conmigo. Después de estos años en los
que el dolor se ha ido apagando y lo he dejado olvidado en la calle de la tristeza,
vuelvo a reencontrarme con tu ausencia.
Qué difícil es vestir mi corazón
de color cuando en realidad todavía está usando en determinados momentos el
negro de la perdida. Pero todo pasa y me conciencio de que es la ley de la
vida, qué no puedo retener aquello que es perecedero. Y cuando me asalta la
tristeza apuñalándome con su cuchillo de amargura intento frenarla con el
escudo de los recuerdos.En ellos te veo riendo por mis
ocurrencias, té oigo decirme lo orgullosa que estas de mí, y lo mucho que me amas.
Me evocas ocasiones de mi niñez que me elevan el espíritu, y me hacen sentirme
de nuevo aquella niña que cuando tenía miedo se refugiaba en tu cama y buscaba
la protección de tus besos y abrazos. Esa niña que se convirtió en mujer y te
contaba sus confidencias, sus alegrías y sus desencuentros con el mundo.
Hay algo que se ha quedado
grabado con fuego en mi alma desde que te alejaste de mí, y es que en mil vidas
que pudiera vivir jamás podría haber deseado nacer de otra persona que no
fueras tú. Volvería a repetir la biografía de mi existencia por toda la
eternidad si en ella estuvieras conmigo.
Hay palabras que son como el
universo en el que se entrelazan estrellas, planetas y constelaciones y lo
convierten en una dimensión de una belleza sin igual. Son palabras que han sido
creadas para dar nombre a un ser humano especial y único que con su ternura,
tesón y virtud las hacen gloriosas.Son llamadas madre.Buenas noches mama.
Abrazos virtuales