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martes, 8 de septiembre de 2020

Sentido y sensibilidad

 

Una vez observé las olas fulgurar a la luz de la luna proyectándose viciosas sobre la inmensa alfombra azul y me estremecí. No sé qué ocurrió aquel día para que aflorara en mí una sensibilidad que hacia un milenio que no se dejaba ver ni sentir. Me arrulló y reconforto, sentí su calor inundando mi cuerpo y un suspiro eterno brotó de mi boca.

Hemos nacido en este mundo antiguo, anciano, y vivimos encerrados dentro de sus muros, sin querer ni poder alejarnos, mientras nuestra vida va deslizándose gota a gota por la cascada del tiempo. Navegando por él sentimos la necesidad de sentir la sensibilidad para que nos inunde con su caudal de armonía. Nadie sabe de dónde viene, ni cuál es su origen, pero lo que sí sabemos es que en la lotería de los sentidos es un hermoso y puro patrimonio.

Probablemente, mi esencia sensitiva estuvo adormecida esperando la chispa que la reviviera para recordarme que habitaba dentro de mí. Ese día deje resurgir mi sensibilidad extraviada que desgarró el acero que cubría mi alma. Y antes que termine mi tiempo volaré con el viento sintiendo como las olas salpican mí rostro.     

 

Somos lo que somos

 

Desde que traspasé la puerta del mundo adulto siempre he intentado conseguir que mis acciones fueran en consonancia con mis ideas. Algunas veces lo he logrado y otras me he quedado a medio camino, pero lo que tengo claro es que cada paso que he dado me ha servido para dirigir el siguiente que debía dar. Ha habido momentos que mi impaciencia me ha empujado a recorrer con grandes zancadas un trayecto que me ha parecido demasiado largo, y probablemente se me ha hecho más corto, pero no se ha quedado incompleto de proyectos sin realizar.

Me ha costado mucho llegar a ser quien soy, ha sido un viaje lleno de altibajos que me han ido moldeando, pero he logrado mi sitio en este mundo, mi propia identidad. Atrás quedaron todos los pensamientos superfluos que nada me aportaron, y todas las mierdas que se colaron en mi existencia para no dejarme respirar.

Me sentí libre el día que oí la voz de mi conciencia gritándome que fuera yo misma, instándome a no ocultar mi Jekyll y Hyde, estos dos caracteres de la personalidad que todo el mundo tiene, en mayor o menor medida, y que dan la cara según las situaciones a las que estemos sometidos.

Ya tengo todas las piezas del puzle encajadas mostrando lo que ha sido y es mi vida. Ya no juzgo, o por lo menos intento no hacerlo, porqué tampoco me agrada que me juzguen a mí, aunque comprendo que a veces es un hecho inevitable. Llega un momento en el que nos damos cuenta que somos lo que somos y no hay vuelta atrás. Y no nos ha salido gratis conseguirlo, hemos pagado un peaje muy elevado para que este proyecto de vida se escape por el sumidero de la infelicidad.     

 

 

                  La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede.

                                                                                           (aldous Huxley)


 

domingo, 3 de mayo de 2020

El fin de los tiempos



Un día más, la mujer, se disponía a seguir con el agradable paseo que durante los últimos años la sacaba de la rutina diaria. Caminaba en silencio con aspecto taciturno y paso inseguro, tenía la espalda encorvada como si llevara el peso del mundo sobre ella. Siempre hacia el mismo recorrido y contemplaba el mismo escenario de la calle intentando retener en su memoria cada pequeño detalle, se podía decir que sabía hasta el número de ventanas que cubrían los edificios por los que pasaba.


Sin embargo, ese día en una de las ventanas vio algo que nunca antes había visto y que le resultó extraño, tras el cristal alguien la observaba fijamente. Se quedó parada mirándolo y después de un rato cayó en la cuenta de que ese rostro le resultaba vagamente familiar. No sabía si era por los ojos, unos ojos que miraban con la sabiduría que les había proporcionado varias décadas de contemplación. O quizás fuera el amago de sonrisa que afloraba en la boca, desgastada por los años que llevaba utilizándola, o las arrugas que le surcaban la frente y con un suave zigzagueo recorrían la cara para seguir su viaje por el cansado cuerpo. Aunque también podría ser el mar de plata que cubría su cabeza el que le producía esa sensación de conocimiento.


En cualquier caso, pensó, no conozco a nadie con ese aspecto. Finalmente, vencida por el cansancio después de tanto tiempo intentando recordar, opto por seguir su trayecto. A medida que la anciana se iba alejando y el sol se apagaba lentamente, el reflejo en la ventana fue desapareciendo en las sombras después de haber cumplido su triste misión en el fin de los tiempos.    

 Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre y la vista más amplia y serena.(ingmar bergman)




ABRAZOS VIRTUALES

miércoles, 29 de abril de 2020

Buenas noches madre



Llevo unos días muy inquieta, bastante nerviosa y algo desasosegada, a medida que se acerca la fecha que me recordará con mas fuerza que ya no estás conmigo. Después de estos años en los que el dolor se ha ido apagando y lo he dejado olvidado en la calle de la tristeza, vuelvo a reencontrarme con tu ausencia.


Qué difícil es vestir mi corazón de color cuando en realidad todavía está usando en determinados momentos el negro de la perdida. Pero todo pasa y me conciencio de que es la ley de la vida, qué no puedo retener aquello que es perecedero. Y cuando me asalta la tristeza apuñalándome con su cuchillo de amargura intento frenarla con el escudo de los recuerdos.En ellos te veo riendo por mis ocurrencias, té oigo decirme lo orgullosa que estas de mí, y lo mucho que me amas.

Me evocas ocasiones de mi niñez que me elevan el espíritu, y me hacen sentirme de nuevo aquella niña que cuando tenía miedo se refugiaba en tu cama y buscaba la protección de tus besos y abrazos. Esa niña que se convirtió en mujer y te contaba sus confidencias, sus alegrías y sus desencuentros con el mundo.


Hay algo que se ha quedado grabado con fuego en mi alma desde que te alejaste de mí, y es que en mil vidas que pudiera vivir jamás podría haber deseado nacer de otra persona que no fueras tú. Volvería a repetir la biografía de mi existencia por toda la eternidad si en ella estuvieras conmigo.

   


Hay palabras que son como el universo en el que se entrelazan estrellas, planetas y constelaciones y lo convierten en una dimensión de una belleza sin igual. Son palabras que han sido creadas para dar nombre a un ser humano especial y único que con su ternura, tesón y virtud las hacen gloriosas.Son llamadas madre.Buenas noches mama.



Abrazos virtuales



















martes, 28 de abril de 2020

El largo camino a casa




Hay una verdad más inmensa que la verdad misma y es que nacemos con un abrigo de piel y gritándole al mundo. Venimos de un espacio donde solo hemos sentido el ángulo afable de la vida, donde todo a nuestro alrededor es cálido, bello y sinuoso, aunque hayamos estado con la boca cerrada por la cinta del silencio.

Nacemos sin saber que tren tomaremos para viajar por este nuevo trayecto que emprenderemos sin tener billete para ningún lugar, sin noción alguna de en qué dirección iremos o en que estación nos deberemos bajar. Subimos a él sin un itinerario marcado, pero aún así en cada parada buscamos alegrias para llenar nuestra alma deshabitada, intentando alejarnos de los torbellinos que pueden hacer hundir nuestra reciente estrenada felicidad.

No sabemos de antemano donde nos llevara este misterioso periplo lleno de entrañables afectos, de mares de ternura, de acontecimientos impredecibles y poco agradables a veces. Pero en estos continuos saltos perecederos que nos depara esta travesía nos aferramos a la fugaz frescura de saber que somos la creación de unos estilistas extraordinarios con unos corazones inigualables y excepcionales que nos han dado la vida.

Sin embargo, todo viaje llega a su fin, durante todo el trayecto nos hemos ido despojando de nuestra jaula de piel y nuestro espíritu ha perdido poco a poco la luz que le ha hecho brillar y con un leve aliento se apaga para siempre liberando a nuestra alma titánica para que emprenda el largo camino a casa.

"La vida no es una opción es un don" 
(Frank Herbert)

Abrazos virtuales